“LAS MAJAS”
La revolución francesa marcaba como objetivo principal la consecución de la igualdad jurídica, de libertades y de derechos políticos entre géneros. Pero pronto surgió la gran contradicción: los logros que se habían conseguido en esta época no afectaron a las mujeres.
De manera introductoria, cuando hablamos del cuerpo político en los siglos XVII y XVIII debemos entender la dualidad que toma el concepto de cuerpo en cada sexo. Nos adentramos de esta manera en varios de los ámbitos que achacan de una forma directa a cada época pues cada una de ellas está sumergida en un contexto político y social distinto. Las diferencias entre géneros son mas que evidentes puesto que se perciben de tal manera que no se complementan. No tienen nada en común, ambos son independientes. A partir de esta idea, cada género tiene unos roles asignados a la época. La mujer desempeña sus funciones en el hogar mientras que el hombre las hace en el exterior.
De esta manera podemos decir que los conceptos de sexo y género son construcciones mentales que varían en cada época y en los que influyen de forma notable elementos ideológicos, religiosos, prejuicios culturales etc. En general un individuo es encasillado a un sexo y otro desde el nacimiento ante la evidencia de los genitales externos. Los roles sociales atribuidos a cada sexo vienen a construir el género. De esta manera, siempre se ha asociado a la mujer con la reproducción y sus derivaciones en la fertilidad, la fecundidad, la sexualidad, el erotismo y la maternidad.
Durante el siglo XIX la opresión hacia las mujer seguía desarrollándose en el hogar, que seguía siendo el ámbito en el que se tenían que crecer y por lo tanto actuar.
El surgimiento de la sociedad capitalista trae consigo “la técnica” como medio de relación del hombre con la naturaleza y consigo mismo. Fija las estructuras económicas y políticas como realidades que están por encima del hombre y la mujer. De aquí el papel que la ciencia desempeña dentro del capitalismo puesto que se basaba en administrar y utilizar como cosas al mundo, a ambos géneros y a la sociedad en sí.